la "monstercock"




Es cierto que el tamaño del pene importa, que el ancho puede ser más cotizado y su largo asegura mucho más alcance. En la pornografía que consumo, la categoría “monster cock” es una de las que más visito. A mis clientes les gusta que los espere con esa porno en reproducción. Siento que es parecido a entrar en un “sex shop” para elegir entre distintos tipos de dildos. Según el gusto, varias personas preferimos juguetes grandes, pero también hay quienes los consumen diminutos. Una vez un cliente me hizo ver una porno de micro-penes. Le calentaba verlos así de pequeños, más aun cuando otro con el pene mucho más grande comenzaba a someterlos y humillarlos como parte del juego sexual. La categoría “cocklet” es bastante visitada en la web, pero claramente se dice mucho más de los penes grandes.

Hace unos días atrás entendí a un cliente que decía por teléfono tenerlo enorme, que me iba a doler, así que llevara mucho lubricante, pero no condones porque él tenia los que servían para su gran pene. Insistió mucho en advertirme de lo doloroso que iba a ser tenerlo adentro mío. Que yo me iba a sombrar, que iba a quedar fascinado. Sentí mucha curiosidad por su insistencia.

Cuando llegué me dijo que comenzáramos de inmediato porque tenia poco tiempo. Me arrodillé y le bajé el pantalón. Tal cual como había dicho él por teléfono, quedé asombrado. Se suponía que debía chupársela, pero me quedé mirándola. Nunca había visto una de ese tamaño, solo en las películas porno de categoría “cocklet”. “Te dije que era tan grande que quedarías asombrado”. Era justamente esa desproporcionada diferencia entre lo que él decía de su pene y lo que yo veía lo que me llamaba la atención. No fue tanto rato, pero si lo suficiente para comprender que solo debía seguirle el juego como a todos mis clientes, entrar sin cuestionamientos en su fantasía sexual y tácitamente acordarlo como la realidad en ese tiempo pagado.

Se lo chupé con la misma ansiedad que chupo penes enormes. Solo ocupé 2 dedos para afirmarlo y no tuve que abrir casi nada la boca. Pero la intensidad debía ser la misma que hay cuando es costoso abrir la boca, cuando los centímetros de carne dura pueden asfixiar y uno quiere seguir tragando. Él me decía que descansara, que no quería dejarme dañado. Yo le supliqué que me la metiera, que me echara mucho lubricante, por favor, pero que me la metiera pronto, que no aguantaba más las ganas. Gemí como gimen los actores porno cuando son penetrados por una “monster cock”. Fueron 5 minutos de roce que se suponía una brutal penetración. Le pedí en un momento que no lo metiera tan fuerte porque me estaba doliendo mucho. Entonces me miró fijamente a los ojos, con mis rodillas en mis orejas y me pidió que se lo dijera de nuevo. No sé qué cara le puse realmente, pero recordé mi expresión de las veces que he tenido que rogar “no tan fuerte, por favor, que me duele mucho” y se lo volví a decir. Entonces comenzó a gritar, hirviendo y tenso. Se puso de pie y se quitó el condón. Claramente no era XL, pero le sobraba bastante.

Me pagó lo que me pagan por 1 hora, pero en menos de 15 minutos. Le dije que esperaba verlo otra vez, que me había caído muy bien.

Que te hagan trabajar pocos minutos y que solo sea la actuación de algo supuestamente doloroso me ha parecido bastante cómodo. El tamaño del pene importa tanto como para convertirse en fantasía. No hay nada mejor que superar las frustraciones con imaginación. Imaginar que me gusta me ha solucionado tantas cosas.



"Diario de un Puto" The Clinic 2015

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